martes, 8 de mayo de 2007

¡La red!

Vivimos una nueva era en el ámbito de la comunicación humana, a todos los niveles. Como la estamos viviendo día a día, casi no nos damos cuenta de la velocidad a la que va esto. Hace 5 años, el ADSL era un lujo. Hace 10 años, lo que era un lujo era simplemente... "tener Internet", en una institución o a través de un bendito modem y hace 15 años, esto era todavía un reducto esotérico de algunos científicos, con un misterioso sustrato militar detrás.

Ahora, Internet forma parte del paisaje. Ya no podemos entender la comunicación humana sin Internet. ¡El mundo no existiría sin Internet! ...Y nosotros, científicamente al menos, tampoco.

Es decir, pese a la mentalidad jurásica que todavía impera en muchos ámbitos, el académico incluido, para vergüenza nuestra, los valores de la comunicación están cambiando. Quizá estamos menos "seguros" si atendemos a la "honorabilidad científica", pero tenemos más libertad, más fuentes de acceso inmediato y más oportunidades que nunca en la historia. Todavía están cercanos los tiempos en que para consultar un libro, no necesariamente muy antiguo, teníamos que ir, físicamente, a la biblioteca donde se conservaba, aunque estuviera en París, y copiar penosamente, con lápiz (!), durante días enteros. Hacerle una fotocopia a algo conservado en una de esas bibliotecas era, simplemente, imposible.


Ahora, beneméritas instituciones como la Biblioteca Nacional de Francia, a través de su sitio Gallica, o Google Books, por citar dos filosofía diferentes, nos ponen casi toda la información mundial a dos o tres clicks.

Pese a que la batalla por los "derechos de autor" está en un momento complicado y todavía muchos medios académicos exigen el pago de una cantidad por acceder a información sobre una investigación generada con los impuestos de todos, el futuro de la información científica básica se avizora como cada vez más abierto (o eso queremos creer algunos ilusos!). Otra cosa es la investigación aplicada, es decir, la que incluye intereses directamente "comerciales", con todas las reservas sobre esta distinción, cada vez más difusa. La polémica está abierta en muchos frentes.

En este marco, dentro de una revolución, estamos viviendo otra. Es la revolución de la comunicación "personal" en el ámbito científico. Los medios académicos son todavía muy rígidos en la validación de la información a efectos curriculares, pero fuera de esto, hay un movimiento inmenso por hacia una red académicamente desinstitucionalizada, o mejor, en la que las instituciones cumplen solo una función subsidiaria, de validación de la honestidad académica de las PERSONAS, en vez de la de sus TRABAJOS. Si un "científico" ha obtenido un puesto académico consolidado, ha demostrado ya que conoce las reglas de la "etiqueta científica" y entre ellas, la más importante, la honestidad profesional.

A partir de ahí, el científico puede abrir su investigación al mundo, simplemente, colgando sus trabajos en la red, comentando sus jugadas en un blog o incluso grabando sus datos, resultados y reflexiones en un podcast. Algunas puertas de entrada, un poco al azar, pueden encontrarse aquí, aquí o aquí, por poner algunos ejemplos. Si buscas más, recuerda que Google es un mirón increíble!

Como andamos estudiando en DPTIC y COTC, la cosa de participar en los contenidos de la red no es tan difícil. Hasta cabe decir que está más chupao de lo lo que parecía!

Entre los frutos que andamos cosechando, además de saber hacer y exponer oralmente nuestro documento de literatura gris, de publicarlo en una revista seria, revestido de todos los ropajes del "lenguaje académico", y de hacer un poster, ya andamos "publicando" en la red a toda velocidad.

Algunas muestras, quizá todavía preliminares, están aquí, en la red. Damos la bienvenida a Estefanía, a Adrian, y a otros varios alumnos que ya andan colgando su trabajo en la red, para que lo vean, si se enteran y quieren, claro, nuestros antípodas!