No. Lamentablemente para los alumnos de DPTIC, no estamos en fase de descubrimiento de secretos. ¡Qué va!
Andamos metidos, de lleno, en el maldito aparato crítico. Detalles y más detalles que, al menos, nos descubren las sutilezas del "lenguaje académico", ese que, obligatoriamente, deberemos cultivar si queremos "ser alguien" en el mundo de la ciencia.
Y hoy, nuestro estudio del aparato crítico nos ha llevado a descubrir las diferentes ubicaciones que, para las notas bibliográficas, se le han ocurrido a los académicos.
Nos hemos desayunado con las notas inmersas en el texto. ¡Las "notas estilo Harvard"! Más o menos así: idea o dato a apoyar (apellidos, año, página), sigue el texto... y a por otra idea u otro dato que fundamentar en una autoridad, ¡Chupao! Solo un pequeño detalle nos ha quedado... ¿Y solo con eso se identifica perfectamente una fuente?
No! El sistema Harvard de citas dentro del texto, es un sistema de notas abreviado, en que se cita solo la información esencial. Al final del trabajo se hace inevitable una bibliografía, en que se recojan, bien citadas, las obras que hemos llamado en nuestro apoyo, según también, claro, el sistema de citas Harvard. Ah!
Para comer hemos tenido notas al pie, esas de toda la vida, que hemos visto en letra pequeñita al final de cada hoja de los artículos y libros científicos, separaditas del texto principal con una rayita y cada una con su numerito. Hemos aprendido que la información contenida en las notas al pie tambien podía reducirse a los mismos elementos que en las notas Harvard... o bien contener la referencia completa de cada obra citada.
Como en el mundo de la moda científica, la idem la marcan las revistas de ciencias básicas, el modelo Harvard se va imponiendo rápidamente. Para los recalcitrantes y nostálgicos de las notas al pie, la cita abreviada va sustituyendo, también a la humanística cita completa. ¡Se hace obligatorio, claro, el coleccionar al final la bibliografía al final del trabajo!
Como cena hemos servido notas al final. Es ya casi un resíduo del tiempo de los dinosaurios, pero algunas revistas y editoriales las siguen prefiriendo. Tienen su razón: molestan menos la lectura del texto principal... pero tienen la batalla perdida...
En medio de la discusión sobre si notas bibliográficas abreviadas o completas, nos hemos dado de bruces contra... los sistemas clásicos de citas! APA, MLA, Chicago, Vancouver e... ISO 690!
De lleno nos hemos metido en los sistemas de cita bibliográfica, sí. La norma ISO 690 (del International Standards Organization), y su continuación para documentos electrónicos, la ISO 690-2, parecía que iban a resolver la batalla entre el sistema MLA (Modern Languaje Association) y el APA (American Psichological Association), referentes históricos en esto de la documentación. Nada más lejos de la realidad!
La batalla se reduce apenas ya, casi, al lugar en que se pone el año de publicación, al final en MLA y tras el nombre, en APA y Harvard. Pero la unión entre ISO 690 y MLA no ha podido derrotar a APA, bien secundado por Harvard. Los textos "científicos", las revistas de ciencias básicas, han optado... por poner el año tras el apellido, y su veredicto es, será, inapelable. Tiempo al tiempo.
En el mundo de las ciencias médicas, sin embargo, rigen las Normas Vancouver, un conjunto de normas de publicación detalladas, que a la hora de poner el dichoso año, han optado por... el final! MLA redivivo. Seguro, seguro que acaban... como los científicos puros!
No es tanto lio. Tranquilos. Que no cunda el pánico. Con hacerlo diez veces, ya no se olvida. Ya haremos prácticas en clase, ya... Paciencia y práctica!
Pero no acaban ahí los intrincados detalles de las citas bibliográficas. ¿Cómo se cita un libro? Información esencial, datos: apellido, inicial, año, título. Ciudad: editorial. Si se quiere más... pues... información complementaria! ¿Y un artículo? Fácil: apellido, inicial, año, título del artículo, revista, volumen, página inicial, página final.
¿Ya lo sabemos todo? ¡Qué va! ¿Y las actas e congresos? ¿Y la literatura gris? ¡Y las referencias electrónicas? ¡Y si hay varios autores? ¿Y los textos anónimos?... Seguiremos. Seguiremos explorando el estilo académico! ¡Qué remedio!
En COTC lo hemos pasado un poco más divertido. Sí! Hemos entrado en arcanos secretos! ¡Por fin hemos descubierto para qué sirven los congresos!
Sí. Para eso también. Sí. También. Pero no podemos quedarnos en eso, que esto es muy serio! Para entender mejor esos "secretos de la comunicación científica oral" que se desarrollan en los congresos, antes hemos tenido que entender los rituales formales de la información científica escrita. Ellos han sido nuestra guía para entender qué es lo que se hace en un seminario científico-departamental, o en una sesión clínica... o en una exposición en clase! Esos textos escritos también serán "los amigos". Los importantes "amigos del comunicador oral"! Como los buenos amigos, nos acompañarán en las situaciones comprometidas, y en cada una nos servirán para una cosa.
El seminario, la sesión clínica o la exposición oral en clase, son formas de comunicación oral muy, pero que muy próximas a la información escrita. Siguen sus pautas, sin demasiadas florituras, yendo al grano. Esos acontecimientos pueden calificarse de situaciones de comunicaciójn intragrupales, en que ya todos se conocen y quieren que alguien les ahorre el trabajo de sintetizar la información. Los públicos objetivo son... de la casa! Objetivos, pues: Dar información "a los iguales" , y enfatizar sus puntos más importantes. Eso es la comunicación oral entre las cuatro paredes del seminario.
Y entonces... ¿Cuales son los objetivos de comunicación en congresos y simposia? ¿No son los mismos?
Noooooo.... Congresos y simposia son situaciones de comunicación EXTRAGRUPAL! Ojo! Los públicos objetivo... no son de la casa! ¡Igual ni nos conocen! ¡Seguro que no tienen la delicadeza de aguantar educadamente nuestro rollo!
¿Cuales deben ser, pues, nuestros objetivos de comunicación? Fácil: Que nos conozcan y que se lleven las conclusiones de nuestro trabajo, bien asociadas a nuestra carita. Fácil! De todo lo demás, la información, los datos detallados, las tablas interminables... que se ocupen "los amigos": el papel escrito, el documento colgado en la web...
No es lo mismo, no puede ser lo mismo, comunicar oralmente en una sesión clínica con los compañeros que en un congreso, que en una reunión multitudinaria y algo caótica, en que hay mil personas, con mil trabajos y millones de datos que transmitir a nuestras mentes en dos dias. Cada cosa es una situación de comunicación distinta, con públicos objetivo diferentes, objetivos de comunicación diferentes y medios de comunicación diferentes.
No hay que confundirlas. Si lo hacemos corremos el riesgo de que sea peor el remedio que la enfermedad. ¡Vaya rollo!, podría exclamar, bostezando, algún cruel oyente, en medio de nuestra bien preparada, bien escrita, bien leida... y mal comunicada ponencia. El que ya nos hayamos acostumbrado, no quiere decir que eso sea inevitable. ¡Ese es uno de los secretos más importantes que descubre el estudio desapasionado de la comunicación oral en reuniones científicas!
Si. La comunicación oral en los congresos puede ser eficaz... y hasta divertida! ¡Más aún! ¡Hasta útil, para nuestras ideas y para nuestra imagen científica en el seno de la comunidad! Y eso tambien es importante. Mucho de la comunicación tiene que ver con la imagen. Ahí nos quedamos y ahí seguiremos.