En DPTIC hemos ido, en la clase del martes, 27 de febrero, de "ilustraciones". Hemos practicado el mantra "documentar, aclarar, aligerar" viendo ejemplos de ilustraciones, desde retratos de Galileo a esquemas de una máquina de vapor o a una foto histórica de una operación con anestesia.
Las ilustraciones vistas nos han permitido descubrir que eso de la iconografía era un poco más complejo de lo que parecía. ¡Resulta que una ilustración no es una imagen!
No. Una ilustración es un conjunto de tres cosas más una cola. Una ilustración científica se compone de tres cosas imprescindibles: la imagen propiamente dicha, foto, dibujo, gráfica, tabla..., un número de orden y un pie.
Hemos tratado de entender las razones de esta "imprescendibilidad". Lo de la imagen y el pie estaba bastante claro, pero el número de orden tenía más complejidad dentro. En libros y artículos científicos se suele encontrar, antes del pie de imagen la mención "figura 1", figura 2"... En otros, especialmente libros, puede no aparecer... explícitamente, porque implicitamente está. ¡El número de página puede hacer ese efecto!
¿Y para qué sirve? ¿Ordenados que somos? No... La precisa identificación de la ilustración, más allá de la explicación que constituye el pie de la misma, sirve para remitir a un apartado de "procedencia de las ilustraciones", que suele ponerse al final del trabajo, antes de la bibliografía. La razón es importante: la "honestidad intelectual" del científico obliga a identificar y citar, siempre, obligatoriamente, la procedencia de esa ilustración.
En los últimos tiempos, herramientas informáticas tan útiles, sencillas y potentes como Google Imágenes, han hecho extraordinariamente fácil encontrar ilustraciones en la red. Dichas imágenes suelen tener un copyright, que la costumbre, en los medios académicos, ha hecho relativizar, siempre que las mismas se utilicen solo a efectos académicos, sin ánimo de lucro y, sobre todo sin apropiación de autoría o edición.
Dicha relativización, pues, nunca exime de citar la fuente de procendencia. Ese es el papel que cumple el apartado "procedencia" y el número de orden que permite identificar la ilustración en él.
Pero existe otra razón! En el mundo académico, la procedencia de una ilustración permite evaluar la "calidad científica" del sitio de procedencia. Por así decirlo, la "autoridad" del sitio avala la calidad científica de la misma. Los rituales académicos, depurados por la historia, siempre tienen razones de peso detrás!
De manera que a poner ilustraciones... completas! Imagen, número de orden, pie y procedencia.
A veces, la identificación de procedencia se introduce en el mismo pie. Esta es una costumbre que se va imponiendo, sobre todo en las revistas científicas, en las que el espacio es oro, y en forma semejante a la que se utiliza para explicitar la procedencia de los demás datos que apoyan el trabajo científico en el que se situan. Dicha forma será objeto de cuidadoso estudio... muy cuidadoso!
En efecto, aclarado el tema de las ilustraciones, nos hemos metido en uno de los meollos del trabajo científico: el "aparato crítico", también conocido como las "notas".
Las "notas". La maldición del científico, pero también su garantía. Hemos comenzado a entender la importancia del aparato crítico. Un valiosísimo trabajo científico, plagado de ideas brillantísimas, sin un aparato crítico adecuado... no es un trabajo científico! Entendiendo la trascendencia del tema nos hemos quedado.
En COTC hemos buceado un poco en la historia, para entender las bases de nuestros rituales de comunicación oral del trabajo científico. Hemos comenzado en un tiempo próximo: los orígenes del periodismo moderno como disciplina académica, allá por los primeros años del siglo XX.
¡Con las
5 W nos hemos topado! Who? What? Where? When? Why?... que iban de cine para describir lo importante de... un asesinato en Chicago! La evolución de la comunicación moderna, sus ámbitos y sus medios, ha hecho progresar los modelos y nuevas "W" se han ido añadiendo a nuestra historia. Hemos citado tres más: "What for?", "How?" y... "How much?!"
Los objetivos. La comunicación "por objetivos", y los "públicos objetivo". A buscar objetivos, públicos objetivos y medios de comunicación específicos nos hemos metido en la historia científica occidental.
Largo ha sido nuestro paseo. De la "sabiduría de los ancianos" hemos pasado a evaluar las implicaciones de la escritura, de los "libros", manuscritos copiados bajo demanda, de la aparición de la imprenta y de la progresiva "anonimización" de los consumidores o destinatarios de la comunicación.
Andando andando... nos hemos encontrado en plena "Revolución científica". ¡La Naturaleza! La Naturaleza como objeto de estudio frente al alma como referente. Menudas honduras para hablar de comunicación... Nuevos tiempos, nuevos métodos y nuevos retos para la enseñanza y la comunicación científica...